viernes, 12 de noviembre de 2010

Las siamesas que comparten cerebro


Tienen 4 años, nacieron con las cabezas unidas y comparten parte del tejido cerebral. El médico que sigue su caso desde que nacieron nos explica que ambas pueden ver a través de los ojos de la otra e investiga si pueden compartir algo más que sensaciones.

Frente a la pantalla de televisión hay dos niñas viendo los dibujos de Mickey Mouse. Se llaman Tatiana y Krista Hogan, nacieron hace 4 años en Canadá y están unidas por la cabeza. Pero ésta no es la única condición que las hace especiales.

Los casos de siameses unidos por la cabeza (craneópagos) son bastante infrecuentes, y las tasas de supervivencia son bajas. Tatiana y Krista no sólo han sobrevivido hasta convertirse en dos niñas sanas y fuertes sino que están desafiando lo que sabemos de neurociencia: sus cerebros están unidos por un puente entre ambos tálamos, que les permite compartir lo que ven y, tal vez, otras experiencias sensoriales.

Douglas Cochrane es el neurocirujano que ha tratado su caso desde que eran unos bebés. “Que sepamos”, explica el doctor a lainformacion.com, “estas dos siamesas son las únicas que tienen una conexión neurológica común”. “En concreto", asegura, "las niñas comparten una conexión entre sus tálamos además de numerosas conexiones de vasos sanguíneos (arterias y venas), y esto las convierte en un caso único”.

Ver a través de otros ojos

Todos los estímulos sensoriales, menos el olfato, llegan a nuestro cerebro a través del tálamo, lo que explicaría el comportamiento de las niñas en determinadas situaciones. En las imágenes de televisión, por ejemplo, se puede ver a Tatiana sosteniendo un lápiz que su hermana no puede ver y cómo Krista intenta darle alcance con su mano.

Para poner a prueba esta capacidad de ver a través de los ojos de la otra, el doctor Cochrane realizó una prueba que consistía en monitorizar los cerebros de las dos niñas. Cuando estimulaba con un flash los ojos de una, el cerebro de la otra registraba el mismo estímulo que su hermana.

"Hemos realizado un test con electricidad", dice Cochrane, "para medir la respuesta a fogonazos de luz en sus ojos. Este estudio nos mostró que cuando encendías una luz potente en los ojos de una de ellas, registrabas las respuestas en el cerebro de la otra. Y funcionaba en ambos sentidos".

"Sin lugar a dudas", continúa, "las dos niñas perciben los mismos estímulos visuales y auditivos y reaccionan casi simultáneamente. Ésta fue una de las primeras cosas que vimos en su respuesta al dolor cuando las pinchábamos con una aguja".

Pensamientos "cruzados"

La madre de las niñas, Felicia Simms, explica que en ocasiones una de las dos niñas parece mirar al infinito mientras la otra está pendiente de algún objeto, como si viera a través de los ojos desu hermana. Otras veces, por ejemplo, le hacen cosquillas a una y la otra se ríe como si también las sintiera. Todas estas experiencias han llevado a la familia a pensar que incluso comparten pensamientos. “Estamos todos callados”, asegura la madre, “y Tatiana salta de repente y grita “¡Deja de hacer eso!”, y pellizca a su hermana”.

"Ambas son conscientes de las actividades de la otra", nos explica el doctor Cochrane por correo electrónico, "y por eso la familia piensa que ellas pueden leerse mutuamente el pensamiento". Sin embargo, prosigue, "este hecho no puede ser determinado aún en esta fase de desarrollo, podremos determinarlo cuando maduren su capacidad para el lenguaje".

Quizá haya que esperar hasta que las niñas sean un poco mayores, y puedan explicarse por sí mismas, para saber qué sucede dentro de sus cerebros. El documental de la televisión canadiense “Twins Who Share a Brain”, para cuya realización acompañaron durante un año a la familia, se adentra en las cuestiones que les afectarán en un futuro: ¿cómo mantendrán su intimidad si una puede “entrar” de alguna manera en el cerebro de la otra para saber qué mira y quizá qué siente? ¿Se puede desarrollar una personalidad propia con un cerebro “compartido”?

"Estoy seguro de que sus vidas serán diferentes de lo que solemos calificar como normal", nos dice su médico. "Las habilidades que puedan tener, las han tenido desde el nacimiento, así que asumo que no percibirán las diferencias, todo será normal para ellas". En cuanto a su salud, el problema es que "Tatiana soporta buena parte del esfuerzo cardíaco de las dos, y éste es el mayor riesgo para ambas. Lo bueno es que irá atenuándose a medida que crezcan". "En cualquier caso", nos indica, "Tatiana seguirá siendo la más pequeña de las dos y Krista la más grande".

Por otro lado, la familia está recibiendo ayuda de los servicios sociales y las niñas reciben fisioterapia para ayudar a mejorar su musculatura. Su educación empieza a plantear un problema porque cuando los padres regañan a una, “la otra se pone a patalear y a defender a su hermana”, lo que requiere el doble de paciencia. La familia no tiene muchos recursos y se está planteando obtener ingresos por algún tipo de programa en televisión. Por delante tienen el reto de que las niñas crezcan y no suceda, como en otros casos similares, que se sientan como un fenómeno de feria.


Fuente: lainformacion.com

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