viernes, 20 de abril de 2012

¿Y si te caes en un agujero negro?

Los agujeros negros son los lugares más extraños y más curiosos del universo de que los que se tiene conocimiento. Por ello desde el momento en que se conoció su existencia, todo tipo de interrogantes, hipótesis e investigaciones han mantenido a la comunidad científica en un constante esfuerzo de investigación.

Según la NASA un agujero negro es un lugar donde la gravedad es tan potente que ni siquiera la luz puede salir de él. Allí la gravedad tiene tanta fuerza debido a que la materia se encuentra comprimida en un espacio muy pequeño que se forma cuando muere una estrella.

Ya que la luz no puede escapar de allí, no es observable y por eso los agujeros negros no pueden verse. Aunque con telescopios espaciales muy sofisticados podemos conocer su ubicación y cómo las estrellas que están muy cerca de donde se encuentran los agujeros negros actúan de forma diferente a las demás estrellas.

De acuerdo a lo que señala la NASA, los agujeros negros pueden ser grandes o pequeños. Los científicos creen que un agujero negro puede ser tan pequeño como un átomo y que a pesar de que su tamaño sea tan diminuto pueden llegar a tener la misma masa que una montaña enorme, siendo la masa la cantidad de materia que tiene un objeto.

Por otro lado, cuando es de grandes dimensiones, un agujero negro puede ser tan grande como 20 Soles. Los de este tipo son llamados agujeros negros estelares. Se estima que existen muchísimos agujeros negros estelares en la Vía Láctea, la galaxia donde se encuentra la Tierra.

Pero eso no es todo, ya que existen agujeros negros aún más grandes. Los agujeros negros más grandes son los llamados supermasivos y su tamaño equivale a la increíble suma de más de 1 millón de veces el tamaño del Sol.

Los científicos encontraron evidencia suficiente como para señalar que en cada gran galaxia existe al menos un agujero negro supermasivo en el mismísimo centro. Al que existe en la Vía Láctea se lo conoce como Sagitario A. Su tamaño es de 4 millones de veces el del tamaño del Sol y dentro de él cabrían varios millones de planetas Tierra.

Nadie jamás ha entrado o podrá entrar en un agujero negro y luego declarar qué le sucedió. Ni tan siquiera podemos acercarnos a uno por más diminuto que sea.


Dentro de la comunidad científica se dice que si una persona cayera en un agujero negro, su cuerpo sería absorbido como si se tratara de un espagueti. El Dr. Charles Liu, experto en astrofísica y uno de los principales miembros del Planetario Hayden del Museo Americano de Historia Natural, señala que se parecería más a un chorro de pasta de dientes siendo extraído de su tubo.

Charles sostiene que cuando un objeto cruza el llamado horizonte de eventos (punto de no retorno) de un agujero negro, exactamente la misma física que produce las mareas en los océanos de la Tierra comienza a hacer efecto sobre el objeto.

La física de las mareas oceánicas funciona de acuerdo a la gravedad. La fuerza de gravedad disminuye según la distancia, por ello la Luna de algún modo “tira” de la Tierra con mayor fuerza según el lado que esté más cerca. Este hecho hace que la Tierra lentamente se vuelva más grande y que se mueva considerablemente.

De todos modos, la Tierra tiene la fuerza y el tamaño suficiente como para mantenerse estable, aunque no sucede lo mismo con el agua, produciéndose un movimiento y un fluido constante que sigue la línea del eje de la Tierra. este movimiento conforma las mareas.

No sucedería con un humano en una de estas corrientes en un agujero negro. Si se considerase un agujero negro del tamaño de nuestro planeta, las mismas fuerzas de marea se magnificarían a niveles totalmente fuera de nuestra escala. Una persona sumergida en una de estas corrientes sentiría el trabajo de las fuerzas gravitacionales con muchísima más fuerza.

En la parte superior de la cabeza se sentiría más fuerza que en los dedos de los pies y el cuerpo sería literalmente absorbido y estirado. Este es a lo que los científicos se refieren cuando hablan de como si se tratase de un espagueti. Justamente el astrofísico británico Sir Martin Rees acuñó este término como espaguetización y hasta hoy, es el más eficaz para describir lo que sucedería.

El cuerpo de una persona que cayera en un agujero negro se convertiría en una delgada y larga corriente de partículas subatómicas que formarían un remolino flotante que luego sería absorbido por el agujero.

Como el cerebro se desintegraría instantáneamente, no existiría la posibilidad de apreciar tan bonita escena. Por último el Dr. Liu declara que, a pesar de esto, si se tratase de una agujero más grande, como por ejemplo uno del tamaño de nuestro sistema solar, la fuerza de las corrientes en el punto de no retorno serían menos intensas, por lo que todo tipo de cosas se podrían observar dentro del agujero durante un breve instante, como todo lo que ha caído antes.


Fuente | Ojocientífico


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